Cumpleaños: Los regalos que no llegaron.

Apio Verde tú mé... Este 16 de octubre cumplí años. ¿Cuántos? Qué les importa... Lo claro es que recibí algunos presentes, tuve un carrete potentísimo con algunos amigos de mi ex universidad -escuchame señor te rogamos para que sea la próxima otra vez- y otros blogueros. Estuve en Conce, con la chica que me quita el sueño, con mi familia y mi perra Laica que bolseó asado de lo lindo. ¡Total!

Pero como soy inconformista, hubo una serie de regalos que me habría encantado recibir pero que sólo retuve en mi imaginación. Para otra vez será, aunque no me habría molestado si a mis manos llegaba:

1. Un vale para una multitienda. Pero gastable sólo en esta época, en la de avance de temporada. Después, en las liquidaciones, uno llega y pilla lo mismo que todos pero en puras tallas L y XL. Ni aunque me encierre dos meses en el Mc Donald’s doy el calce pa’ esa ropa.
2. Un free pass en Ferrocarriles para viajar a ver a mi proyecto de novia en Concepción o que ella venga a intoxicarse a este infierno santiaguino. Pero tiene que ser en salón cama… de dos plazas, por si se me ocurre ir a dejarla.
3. Un GPS para ubicarme en la capital. Pero uno bueno, no como el que tiene la Matahari que por más malabares que hace todavía no puede ubicar a Ocares (talla interna para los amigos que siempre leen el blog y que se habrán enterado que la lola ya se pasea hasta cerca de la casa del cabro ingrato este).
4. Un show de Rojo a Domicilio. Mientras Mario Guerrero cantaba sus canciones cebollas, yo me pensaba llevar a la Maura Rivera al backstage y le pedía que me mostrara las pechugas como en Punta del Este.
5. Un vale para ir a ver todos los partidos de la “U” en Santiago, con la salvedad de que tengan descuentos por cada vez que no juegue Salas, cada vez que expulsen a un jugador, cada vez que el equipo no gane, cada vez que uno salga deprimido del estadio… O sea, pensándolo bien, me tendrían que dar plata incluso.
6. Un certificado donde se señale que puedo deshacer mi traslado universitario a Santiago con una cláusula de no innovar o meterme preso en caso de que se me ocurran nuevas decisiones idiotas.
7. Un disco de Calamaro porque me tengo que aprender bien esa canción que habla de que quiero ser “El Comandante de tu parte de adelante”. Por ahora, soy Teniente no más. Y “con cueva”, Milico raso, más mejor…
8. El paseo en jeep, ese largo tour por Pudahuel y La Bandera que la Bea me iba a invitar a vivir, todo para irme adaptando a mi futuro auto o simplemente para llevarla a algún mirador a ver más estrellas orgásmicas que cuando estuvo frente a Robbie Williams.
9. Unas MARACAS a domicilio. Si, es que yo toco el bongó y con algún guitarrista podríamos haber tocado alguna cosita… (son mal pensados los w…)
10. Un desodorante ambiental para baño. Pero para el baño de mi tía en Santiago. Para que bañarme en las mañanas ya no sea un suplicio irrespirable como el aire santiaguino.