FÚTBOL: Lo bueno y lo malo de una final notable

Sé que esperan generalidades. Pero esta vez voy a hablar de una tarde inolvidable. Aunque se defrauden mis seguidores que esperan humor masivo. Es que las aventuras vividas hoy en el partido de la "U" y el indio daban para un post.

Perdimos. Pero igual lo pasé bien en el estadio. Esto de ir en patota con gente que viaja hasta de La Serena o Conce (el Lalo y el Pollo) es un verdadero jolgorio. Tallas iban, tallas venían. Como buen enfrentamiento de fútbol, unos ganan y otros pierden. Pero hubo cosas que quedarán en el baúl de los recuerdos. Esto es parte del repertorio de sensaciones que viví en Ñuñoa esta tarde.

Lo malo:

1. El Ingreso: Los pacos te revisan hasta los calzoncillos. Para variar, uno de mis acompañantes, el Lalo, entró con un jugo de durazno en caja y no se lo quitaron. De saber tal le echamos vino y hacemos ponche. El Pollo entró hasta el encendedor. A mi me quitaron las pilas del personal incluso. Pacos maracos.

2. La salida: Plagada de picantería colocolina por todos lados. Hablo de los voladitos con camisetas, entonando cánticos con voz de carreteado, con estampa de delincuentes, que molestan, piden plata y que no sabes si te van a asaltar. Podrían desterrarlos a todos. Como dijo mi Tío Pedro, "Pinocho se equivocó cuando escogió a qué huevones mataban".

3. Los penales: Insufrible. Pucha que hay que tener mala cueva para perder así después de que fuimos tan superiores. Maldito colombiano, ándate a plantar coca a los campos de Pablo Escobar.

4. Ver a los indios celebrando: No hay peor cosa que ver a un lote de rivales gritando como si fuesen los mejores cuando los tuvimos toda la tarde calladitos y "con el traste a dos manos".

5. Los precios: Desde las entradas hasta los sandwiches tuvieron incremento. Menos mal que no había una bencinera dentro del estadio (para los cuicos que fueron en auto) sino suben el litro de 97 octanos a más de una luca.

Lo bueno:

6. La salida de la "U" a la cancha: Si hubiese llevado alguna grabadora les juro que la registro y la entrego al MINEDUC. Mi arenga gritada a los cuatro vientos habría sido más célebre que la de Arturo Prat cuando lo empujaron al Huáscar.

7. El gol de la "U": No abrazaba a tantos giles desde el año nuevo en la costanera de Talcahuano.

8. La primera gran talla de la tarde: Lalo quedó prendido con una chica que acompañaba a la señora de los sandwiches. Era una morenaza, con delantal aunque dejaba apreciar una figura generosa desde todo ángulo. Cada uno pagó su pedido echándole una miradita de reojo coqueto a la cabra. Menos "el negro" serenense. Cuando pidió el suyo miró a la chiquilla y le dijo a la doña que pegaba el machetazo: "¿Y si la echo a ella en una marraqueta me la cobra como Lomo Palta?" Muy, pero muy notable.

9. La segunda gran talla de la tarde: A la salida, los pinganillas que ya les describí nos empezaron a molestar sin ninguna provocación. Buenos provincianos, mis amigos tomaron el guante y ya les ponían su buen coscacho azul. Sólo mi tío pacífico calmaría los ánimos. Pero la frase del Pollo quedó para el bronce y aquilató la mala onda de un viaje: "Entre que perdimos, la mala cueva que tengo y la abstinencia voluntaria, yo a este hueón tengo que puro echármelo a puñetes..." No pasó nada, no hubo mocha pero el discurso salido del alma nos devolvió la risa a carcajadas mientras caminábamos hacia Vicuña. Todavía me estoy riendo con lo de la "abstinencia".

10. La suma de todo: Reí, grité, canté, casi lloré pero por sobretodo compartí como hace rato no hacía desde que dejé mi natal Conce. Hasta me sirvió para hacer más migas con mi tío que me tiene parando en su casa de La Florida. Independiente de que esas promesas de repetirla (con carrete sabatino incluído) de mis eventuales partners no se cumpla, que no se vengan a la capital como requetejuraron o que nunca más nos volvamos a ver, la ocasión amerita el recuerdo. El partido a esta altura me importa un carajo. Lo pasé la raja. Eso es lo verdaderamente importante